La Era del infanticidio

Nahikari Sorozabal

De todas las barbaridades que se están cometiendo contra este pueblo en estos últimos nueve meses, la más insoportable es el ataque despiadado y premeditado contra nuestras pequeñas criaturas, totalmente indefensas.

Independientemente de los sátrapas que han ordenado ejecutar estas medidas criminales que atentan contra la vida de nuestros pequeños y pequeñas, produce una enorme desazón y un sentimiento de rabia observar como los padres y madres de las criaturas -en su gran mayoría- no solamente no se cuestionan absolutamente nada si no que además -con toda la naturalidad del mundo- ellos mismos les siguen imponiendo el bozal a sus hijas e hijos de corta edad fuera de los horarios escolares, camino de casa o de los parques infantiles donde los críos juegan y corretean con el bozal puesto ante la indolencia de madres y padres ignorantes e irresponsables, a quiénes les parece bien todo lo que emana de esas mentes enfermas que han dictaminado privar de oxígeno a criaturas que ni tan siquiera tienen desarrollados en su totalidad sus propios órganos, pulmones y cerebro entre otros.

Qué decir de los docentes en los centros escolares, que con tal de no buscarse problemas, acatan y ejecutan al pie de la letra esas orientaciones criminales, conscientes de los graves perjuicios que a nivel de salud física y emocional van a sufrir las niñas y los niños a su «cargo» y de los cuales no solamente son cómplices si no también ejecutores directos.

Estas personas debiesen ser alejadas de por vida de cualquier actividad relacionada con la docencia, independientemente de las responsabilidades penales en las que incurren.
Aquí no vale decir «yo no lo sabía» cuando uno o una ha cursado estudios en la materia para saber eso y mucho más. Se trata pura y llanamente de una dejación de cualquier atisbo de deontología profesional. Al igual que los médicos están sometidos al juramento hipocrático, los profesionales de la enseñanza se deben al crecimiento y desarrollo en armonía del alumnado incentivando la inter-actuación de los valores humanos por medio del aprendizaje, garantizando un crecimiento sano y saludable en todos los aspectos para enfrentar futuras etapas con la mejor de las disposiciones posibles.

Lo que estamos viviendo actualmente dista mucho de lo que cualquiera en su sano juicio querría ver y quiénes callan o miran para otro lado mientras seres indefensos y de corta edad son brutalmente sometidos a una represión sin precedentes que condicionará de manera dramática el futuro y bien-estar de todos ellos, instarles a que levanten la voz y se organicen en torno a un movimiento que exija una infancia libre y protegida de abusos y agresiones como las que estamos presenciando. 

El tiempo apremia, antes de que sea tarde para las víctimas de esta sinrazón, de esta crueldad: nuestras propias crías y críos.

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